Condenan a MASSANA al pago de 43.890€ a una paciente por el fallo en dos cirugías faciales
Causaron a la paciente quemaduras en el rostro / El tratamiento médico-estético de rejuvenecimiento facial resultó «infructuoso» por una deflagración.
El Juzgado de Primera Instancia número 12 de Valladolid ha condenado a la Clínica MASSANA al pago en concepto de indemnización de 43.890 euros a una paciente de 54 años por dos operaciones “infructuosas” de un tratamiento médico-estético de rejuvenecimiento facial, en el que se produjo un fallo en la implantación de hilos tensores y después en una blefaroplastia y la produjeron quemaduras en la cara.
Según la sentencia, de la que informa la Asociación ‘El Defensor del Paciente’, cuyos servicios jurídicos tramitaron la denuncia de la afectada, se considera acreditado que lo sucedido en quirófano no se trató de un hecho simple fortuito, sino que fue un hecho poco frecuente, pero que se produce dentro del círculo de la actividad empresarial sometida a control y vigilancia de los facultativos intervinientes, de donde nace la responsabilidad de la Clínica MASSANA. Aun desconociéndose la causa de la deflagración, es claro que la Clínica debe responder por los daños provocados a sus pacientes por la actuación de sus facultativos.
La paciente, de 54 años de edad en el momento de los hechos, acudió a la Clínica MASSANA de Valladolid para solicitar presupuesto de un tratamiento médico-estético de rejuvenecimiento facial. Se le recomendó la realización de hilos tensores y, posteriormente, de blefaroplastia (corrección de párpados y bolsas en ojos). Para la realización de dichos tratamientos, la paciente fue citada en el Hospital Sagrado Corazón, con el que Clínica MASSANA tiene concertado el uso de sus instalaciones y equipos. Primeramente, a la paciente se le realizó la cirugía de hilos tensores; dos días más tarde, el día 22 de mayo de 2014, se sometió a la cirugía de blefaroplastia.
Durante el acto quirúrgico, se produjo una deflagración sobre el campo quirúrgico, prendiendo los paños que cubrían el rostro de la paciente. Esta deflagración se produjo al entrar en contacto una chispa del bisturí eléctrico que maneja la cirujana con el oxígeno que fluye de la mascarilla que controla el anestesista, según se relata en la sentencia. Consecuencia de estos hechos, se produjeron quemaduras de distinto grado en su rostro, que han precisado curas y tratamientos durante meses; además de echar a perder los efectos logrados con la cirugía de hilos tensores que unos días antes se le había realizado.
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